Durante la última década se ha producido un boom de las canchas de césped sintético en superficies reducidas. Ciudades del mundo entero están pobladas de canchas sintéticas de futbol donde aficionados y aficionadas pueden practicar su deporte favorito en el corazón de las urbes. Las medidas de las canchas se adaptan a los espacios disponibles. Roof-Tops, bodegas y parqueaderos se están convirtiendo en canchas sin medidas reglamentarias donde juegan 10, 12 y 14 personas a la vez durante muchas horas al día.
La gran diferencia entre esta nueva disciplina llamada Fútbol 5, fútbol rápido o fútbol Indoor y el fútbol profesional (Futbol 11), es que los movimientos son secos y bruscos. El juego se desarrolla en muy poco espacio por lo tanto el uso y el abuso de la grama es brutal.
Es por eso que muchas de las empresas de césped no pueden cumplir con las garantías ofrecidas a sus clientes pues el deterioro de la cancha es mucho mas acelerado que en las canchas de dimensiones oficiales. Por ejemplo, en una cancha oficial juegan 22 personas en 7000 m2 y en una cancha de fútbol Indoor o “fútbol 5” juegan 10 personas en 500 m2. Si a eso le sumamos que los movimientos son mucho mas bruscos en el futbol rápido, es normal que el deterioro de la superficie sea muchísimo mas rápido.
Y es que el error inicial es que a todo se le llama futbol, pero el fútbol 11 y el fútbol 5 son disciplinas completamente diferentes. De hecho, muchas de las fábricas y sus distribuidores no estaban preparadas para producir y diseñar productos específicos para esta nueva disciplina del balompié.
Eurograss es una empresa especializada en fútbol rápido y durante más de una década en contacto con el departamento científico de las fabricas ha invertido muchos recursos en desarrollar productos que solucionen los problemas existentes. Y es que las mayoría de las canchas no pueden evitar el deteriorarse a los 2 años de uso.
Al margen de una mala instalación, los dos problemas mas recurrentes en las canchas de mini-fútbol son la pérdida de fibra (pelos de césped) y el deterioro de la fibra.
Cada pelo de césped tiene un grosor y este se puede medir en microns. Si el pelo es fino con el uso tan intenso se deteriora hasta desintegrarse. A su vez si el pelo no esta bien cosido con el backing de la alfombra, se desprende y empieza a perder pelo.
El problema es que un pelo con mucho grosor era muy duro y por tanto provocaba quemaduras a los jugadores al caer o deslizarse en la cancha.